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Análisis de un juicio político: demócratas están ganando la discusión, pero probablemente perderán

Rielley Duckworth

(Foto: AP)


El juicio político del expresidente de los Estados Unidos Donald Trump está en marcha y ha generado intensas discusiones. Después del primer día en el que el Senado votó por un juicio político en contra de un expresidente afirmando su constitucionalidad, los fiscales den el caso pasaron los siguientes días argumentando agresivamente que Trump debe ser condenado oficialmente por incitar a una insurrección contra el gobierno de la nación.

Los fiscales son miembros demócratas de la misma Cámara de Representantes que, en este último mes, acusó formalmente al expresidente Trump por su papel en instigar un asalto al Capitolio estadounidense el cual dejó cinco muertos y muchos más heridos. Ahora que Trump está acusado, los fiscales Jamie Raskin, David Cicciline, Joe Neguse, Joaquin Castro, Ted Lieu, Madeleine Dean, adEric Swalwell, Diana DeGette y Stacey Plaskett enfrentan la tarea de presentar su caso frente al Senado, que decidirá su veredicto.

El caso para los fiscales era largo pero lógicamente directo. Argumentaron que Trump posee una historia de animar y justificar violencia por parte de sus partidarios y que pasó meses instigandoles con afirmaciones falsas acerca de la elección presidencial, la que él perdió asegurando que fue fraudulenta.

Los fiscales dijeron que el presidente invitó a una multitud a la capital el 6 de enero y, después de un discurso acalorado y combativo, los asistentes llevaron estas palabras a una conclusión lógica, la cual dio como resultado el ataque brutal contra el Capitolio durante la certificación congresional de los resultados de la elección. Aunque Trump tenía la habilidad de parar la violencia, no lo hizo, afirmaron los fiscales, porque estaban haciendo exactamente lo que quería él.

Los fiscales ilustraron sus puntos con filmaciones y grabaciones de audio del día del asalto. Los senadores que a su vez habían sobrevivido al caos miraron videos de los alborotadores a favor de Trump atacando a los policías, rompiendo ventanas, fluyendo a través de las paredes del Congreso y anunciando intenciones violentas contra funcionarios electos. Se prestó especial atención a los comentarios de los insurreccionistas con respeto al entonces vicepresidente Mike Pence, quien se había negado a bloquear la certificación, desafiando los deseos de su jefe, el presidente Trump. Los videos mostraron alborotadores gritando “¡Ahorquen a Mike Pence!” y “¡Mike Pence es una perra!” Para enfatizar la gravedad de la situación, se mostraron imágenes de una horca construida por la muchedumbre afuera del Capitolio. Según los fiscales, si Trump no es condenado e inhabilitado para ejercer cargos públicos, eso podría volver a suceder. Además, un voto para absolver enviaría un mensaje muy claro a funcionarios electos en el futuro que no pueden hacer lo que quieran.

El equipo de defensa de Trump--compuesto por los abogados Bruce Castor, David Schoen y Michael van der Veen--no causó la impresión deseada con los senadores el primer día, con los alegatos y argumentos de que el juicio no era constitucional, y siguieron adelante impertérritos con sus argumentos, que consistían en afirmaciones que el asalto fue equivalente a las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter, y que las declaraciones de Trump eran expresión protegida bajo la Constitución de los Estados Unidos a pesar de que 144 prominentes expertos legales de todas las facciones del espectro político habían rechazado este argumento, que el juicio era inconstitucional a pesar de que el Senado había decidido al contrario dos días antes, que el uso de la palabra “pelear” en el discurso de Trump ante sus partidarios antes del asalto fue puramente figurativo, a pesar de los resultados. Además, los abogados defensores parecían reafirmar o al menos disminuir las acusaciones del expresidente de que la elección presidencial fuese fraudulenta.

Fueron argumentos terribles, más adecuados para un mitin político que para un juicio. Además, los hicieron ante el Senado de los Estados Unidos, un cuerpo gubernamental que había sido el blanco de los alborotadores. Para muchos el juicio pareceria el de una persona acusada de asesinato y que el jurado estuviese compuesto por sus víctimas. Pero el Senado no es un jurado normal.

Aunque los fiscales tienen los mejores alegatos se espera que los defensores actúen de la mejor manera. Para condenar a Trump, necesitan convencer a 67 senadores de que voten a favor. Con el Senado dividido entre cincuenta demócratas y cincuenta republicanos, se requieren al menos diecisiete republicanos para llegar a un veredicto de culpabilidad. Este es una tarea intrínsecamente difícil, no solo porque el partido republicano es el partido de Trump sino porque el expresidente aún demanda una gran lealtad entre su base política. A ese respecto, el estilo muy político del equipo defensor tiene sentido. Su logro no será plantear el caso en el que Trump no es culpable sino usar la retórica política para convencer a republicanos vacilantes que no condenan a un expresidente que ellos saben es culpable.

Esa estrategia parece funcionar. A pesar del pésimo rendimiento de la defensa durante el primer día, sólo seis republicanos votaron a favor de la constitucionalidad del juicio. Más preocupante aún fue una reunión entre los abogados de Trump con tres prominentes senadores republicanos para discutir el caso, una acción que atrajo la crítica de varias clases y que estaría inequívocamente prohibida en un juicio con un jurado normal. Bajo tan circunstancias, es difícil imaginar que los fiscales convencerán a los diecisiete senadores republicanos..

Al escribir esto, el Senado aún sigue en juicio. Las discusiones esperaban terminar hoy con los alegatos finales, nuevos desarrollos se han extendido durante estos procedimientos. Nuevas alegatos han surgido acerca del comportamiento de Trump durante el asalto y los fiscales han llamado a una testigo, la representante Jaime Herrera Beutler. En una declaración emitida anoche, la representante Herrera Beutler testificó que, durante el asalto, Trump llamó al líder de la minoría en la Cámara de Representantes Kevin McCarthy y se negó controlar sus partidarios en una pelea de gritos lleno de palabrotas. En este momento, una declaración de Herrera Beutler se ha entregado como evidencia sin testimonio. En un inesperado giro de acontecimientos que han lanzado los actas a un caos mayor y algo que sin duda los fiscales están utilizando en sus alegatos finales para demostrar que Trump conscientemente permitió que sucediera la violencia. Sin embargo, el listón sigue alto.


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