Rielley Duckworth
"File:Haiti relief location map.jpg"by Alexrk2 is licensed under CC BY-SA 3.0
El pasado sábado, 14 de agosto, un terremoto de magnitud de 7,2 sacudió Haití, dejando 1.297 muertos y más de 5.700 heridos, según los últimos informes del servicio de protección del país caribeño. Se están realizando esfuerzos para rescatar sobrevivientes, mientras haitianos y la comunidad internacional cuentan con la inmensidad de la destrucción.
El terremoto ocurrió en la mañana, seguido por un par de fuertes réplicas en la tarde. Para el momento en que la tierra paró de temblar, escenas de devastación total se desarrollaban en tanto que fotos y videos capturaron edificios reducidos a ruinas y personas heridas arrastrándose fuera de los escombros.
Tal evento ha traído memorias aterradoras de un terremoto parecido, que ocurrió en 2010, y que sumió en caos a la nación.
Por su parte, el nuevo primer ministro haitiano, Ariel Henry, declaró un Estado de emergencia, que durará un mes. En un par de tweets publicados después del terremoto, Henry ofreció sus simpatías a las víctimas y aseguró al pueblo que su administración está dedicada a aportar ayuda a los afectados.
Este desastre llega mientras Haití lidia con una tormenta perfecta de calamidades ya que, cabe recordar que el 7 de julio, el presidente Jovenel Moïse fue asesinado, echando más leña al fuego a una crisis política que ha envuelto la nación desde el mes de febrero. Además, Haití se encuentra en el camino de la depresión tropical Grace, que ya ha golpeado a Puerto Rico y está a punto de causar estragos en el resto del Caribe.
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