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OPINIÓN: Autoatentado a la dignidad, desde el llamado a la ética

Updated: Aug 14, 2021

Adriana Moreno


El pasado domingo 8 de agosto, el actor Bruno Díaz publicó un video titulado: “Sin ética no hay paraíso – Diatriba para un falsario”, dedicado, en su totalidad y de variadas formas, a atacar al senador Gustavo Bolívar Moreno.


Según dice el actor, el video es a modo de denuncia en contra del senador Gustavo Bolívar debido al incumplimiento en el pago de una deuda contraída con la empresa GAIAG, propiedad de Diego Andrés Díaz, hijo del actor Bruno Díaz, empresa que contrató en el 2018 con el objeto de realizar el suministro e instalación de dos estructuras de energía solar para el hotel Paraíso Estudios, propiedad de Bolívar. Sin embargo, el hijo del actor falleció el pasado mes de abril, hecho que se suma como impulso a la realización de este video de denuncia, como comenta Díaz en diversas entrevistas.


Tanto en el video, como en entrevistas concedidas a medios de comunicación, Díaz aduce, que su intención principal es denunciar y evidenciar la falta de ética del senador en cuestión y, a la vez, hacer un llamado social a las prácticas éticas que han de primar, ya sea en el ámbito público o en el privado, ya que tilda a Bolívar de “estafador”, entre otras descalificaciones.


De otra parte, Bolívar ha respondido, también mediante video y en entrevistas, argumentando que aunque la deuda debía ser asumida por el arrendatario del hotel, teniendo en cuenta que la afectación de la pandemia sobre el sector de la hostelería y los ataques de desprestigio constante por parte de sus detractores políticos, han llevado a la quiebra del hotel. Adicionalmente, Bolívar indica que ha estado dispuesto a saldar la deuda y así se lo ha hecho saber a Díaz, tras el deceso de su hijo.


Aún cuando existen las herramientas legales para que, tanto de un lado como del otro, se hubiesen emprendido las acciones de cobro o de pago, parece ser que ninguna de las partes recurrió a ellas, como hubiese sido correcto y ético. Por una parte, tanto Díaz como su hijo podrían haber hecho valer las cláusulas de incumplimiento, consagradas en el contrato, e instaurar la demanda para reclamar los pagos y, de ser necesario, declarar la empresa en bancarrota, en caso de que la afectación de la deuda hubiese sido tal.


Por la otra parte, Bolívar dice haber traspasado la deuda a su arrendatario, para lo cual debería estar permitida esta figura en el contrato firmado con GAIAC y de igual forma figurar el compromiso adquirido por el arrendatario en el contrato de alquiler, de lo contrario el único deudor sigue siendo el senador. Además, menciona haber contactado con Bruno Díaz, tras el fallecimiento de su hijo, para pactar los pagos y saldar la deuda. No obstante, ni el uno ni el otro, aportan pruebas, ni mencionan en sus pronunciamientos, haber emprendido las acciones legales que corresponden a actuaciones dentro de negocios basados en prácticas éticas.


Si bien es cierto que, los llamados al rescate de la ética y los valores como mediadores de las relaciones sociales deberían tener gran acogida y difusión, las formas, los mensajes, el lenguaje, las imágenes, los colores utilizados durante los 24:32 minutos de duración del video de denuncia, no pasan de ser un espectáculo vulgar, fantoche y caricaturesco, con el cual, por supuesto, se están cebando los principales medios de comunicación.



Es así que, en el video de Díaz se observa una mezcla incongruente de ritmos, imágenes, postureo, dichos populares, sobreactuaciones que van del llanto a la risa; rostro compungido, lamentaciones, baile, narrativa, cuestionamientos, críticas, acusaciones, desafíos, peticiones y, principalmente, una demostración en ristra de los más variados insultos. El video y su protagonista encarnan, en sí, una gran cantidad de antivalores que lo alejan por completo del título que le otorga y de una postura ética, llegando a valerse hasta de los sentimientos tan inconmensurables y profundos que puede ocasionar la muerte de un ser amado, ¿quién en su sano sentir puede mercantilizar y servirse de la pérdida de un hijo para atacar con tal bajeza?

La desatención a la intención de pago que, aunque de forma tardía, Bolívar manifestó informalmente por mensajes de WhatsApp, así como la evidente inversión en la preparación y producción del video, el momento en el que se hace la publicación y la inclusión de algunos aspectos políticos y sociales, que nada tienen que ver con el reclamo, revelan que más que un llamado a la ética, o un tributo a su hijo, como en algún fragmento pretende transmitir, el video obedece a estrategias políticas, haciendo uso de la guerra mediática que, con seguridad, se irá incrementando cuanto más se aproxime la contienda electoral.


A partir de esto, en el video y en las declaraciones Díaz evoca además de la ética, el juego limpio y la justicia, embarullando imágenes del paro, de la lucha y manifestaciones sociales, menciones a la JEP, a las madres de Soacha, a Simón Bolívar; desafíos a Gustavo Bolívar, tan absurdos como someterse juntos al polígrafo y que las madres de Suacha sean las veedoras de la prueba, o un desafío a Gustavo Petro, exhortándolo a que se pronuncie sobre el asunto. Cabe señalar que, Díaz, introduce musical, verbal y visualmente elementos que muevan la emocionalidad y empatía de diferentes públicos, como por medio del dolor de padre, el amor por la lucha social o la admiración por el libertador Simón Bolívar, logrando que sea, como decía anteriormente, un audiovisual con un nombre grandilocuente, pero que solo es una producción pueril, estrafalaria, grotesca y sobre todo, sin las más mínimas nociones de ética, ya que la asume como un medio para atacar, humillar y desacreditar, no como el fin y la base de la dignidad humana.


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